Comentario
Del baño de las niñas
No de otra manera acostumbraban bañar a las niñas recién nacidas, aun cuando además de las enumeradas, la partera usaba también otras oraciones. Tomando, pues, agua en la mano, se la instilaba en los labios y decía: "Hija, abre la boca para que puedas recibir a la diosa Chalchiutlycue, esto es, adornada con esmeraldas, bajo cuya guardia se concede gozar de esta luz". Bañando el pecho con la misma mano murmuraba deprisa: "Recibe el agua que refrigera, limpia y fortalece". Llevaba la misma mano a la cabeza y agregaba: "Recibe a Chalchiutlycue, diosa helada de las aguas, y perpetuamente móvil como a quien nunca pudo vencer el sueño. Que se deslice hasta sus entrañas y se adhiera a ti, para que perseveres vigilante y no te invada el mal sopor". Lavándole las manos añadía: "Hurto, apártate de la niña". Después poniendo debajo [del agua] las ingles, en voz baja: "¿Adónde te escondes, adversa fortuna? Aléjate de la niña expulsada por las fuerzas del [agua] frígida". Terminadas estas cosas, llevaba a la infante al interior de la casa y la ponía en la cuna diciendo las siguientes preces: "Oalticitl, madre de todos, el dios del nono cielo creó esta niña y la echó a este mundo calamitoso, te pido (puesto que a ninguna otra de las diosas le concierne el deber de custodiar y sostener a los niños recién nacidos) que la admitas en aquel tu seno. A ti también, dios de la noche, Yohoalteuhtli, al cual es dado conceder el sueño, te ruego que estés presente y que hagas que duerma plácida y tranquila". Después hablaba en alta voz a la cuna diciendo: "Madre de los infantes y guardián de los niños, recibe a esta recién nacida en tu seno y protégela". Era costumbre de todas las paridas, cuando se ponía por primera vez a los recién nacidos en la cuna, saludarla y llamarla madre universal de todos los mortales, y rogarle que recibiera benignamente al niño y celebrar el día con gran alegría e hilaridad.